En la habitación vacía y desordenada,
me encontraba de nuevo leyendo las insólitas,
enfermizas e hilarantes anécdotas
de mi amigo “el Capitán” olvidado en su demencia.
Entrada ya la noche, inadvertida por el atardecer,
me senté a escribir un poco acerca de lo experimentado,
en las últimas horas de estar excavando
de mi amigo “el Capitán” olvidado en su demencia.
Entrada ya la noche, inadvertida por el atardecer,
me senté a escribir un poco acerca de lo experimentado,
en las últimas horas de estar excavando
el punto del delirio en mi mente, buscando respuestas
a cuestiones poco claras y bastante vagas,
preguntándome a mí mismo:
preguntándome a mí mismo:
“¿qué hago aquí en éste momento,
y por qué estoy haciendo lo que hago?”;
y por qué estoy haciendo lo que hago?”;
nunca logré determinarlo,
pues mi mente estupefacta vagaba en una dimensión
de recuerdos desaforados y poco claros.
Por un momento me perdí en una locura incauta,
estimulada por mi débil y frágil cordura,
pues mi mente estupefacta vagaba en una dimensión
de recuerdos desaforados y poco claros.
Por un momento me perdí en una locura incauta,
estimulada por mi débil y frágil cordura,
y fui perseguido por mi memoria absorta.
Con el tintero derramado sobre la mesa y un pulso inexacto,
Con el tintero derramado sobre la mesa y un pulso inexacto,
dibujé algunos símbolos sobre el papel ya oxidado
y roto a causa del pasar de los años.
Cesé de escribir por un instante
Cesé de escribir por un instante
para terminar de remendar mi viejo abrigo,
muy desgastado por el polvo y las polillas del viejo armario.
Tomé de nuevo las viejas páginas de mi cuaderno sin pasta
y entonces me di cuenta de que nada de lo antes escrito
muy desgastado por el polvo y las polillas del viejo armario.
Tomé de nuevo las viejas páginas de mi cuaderno sin pasta
y entonces me di cuenta de que nada de lo antes escrito
tenía sentido alguno, y de que había caído yo
en un pozo de pensamientos bastante putrefactos;
sin embargo reconfortantes a la vez.
Terminé de escribir la última página en la libreta
y decidí ser tomado ahora por el ritmo
sin embargo reconfortantes a la vez.
Terminé de escribir la última página en la libreta
y decidí ser tomado ahora por el ritmo
y las notas exuberantes de la música inverosímil;
y acudí una vez más al mundo de mi vieja amiga
y acudí una vez más al mundo de mi vieja amiga
Lophophora Williamsii,
un universo inaudito y de incertidumbre momentánea;
entonces, guiado por la alucinación
un universo inaudito y de incertidumbre momentánea;
entonces, guiado por la alucinación
y el sopor de mi coherencia entré en él...
Así continué con aquel viaje hasta el amanecer,
Así continué con aquel viaje hasta el amanecer,
en que por fin alcancé a conciliar el sueño,
pero los mismos pensamientos abstractos
pero los mismos pensamientos abstractos
rodeaban mi estado de irrealidad
y seguían torturándome, ahora en mi subconsciente.
Despierto empapado en sudor
y seguían torturándome, ahora en mi subconsciente.
Despierto empapado en sudor
y con un dolor de cabeza estremecedor;
me asomo a la ventana y observo a la gente,
me asomo a la ventana y observo a la gente,
que había conocido tiempo atrás,
intacta en su mundo de sueños utópicos a pesar de todo;
entonces descubro que he regresado a la realidad,
abstemio de pasión y ebrio de ilusiones,
en ese momento los recuerdos irreprimibles
intacta en su mundo de sueños utópicos a pesar de todo;
entonces descubro que he regresado a la realidad,
abstemio de pasión y ebrio de ilusiones,
en ese momento los recuerdos irreprimibles
se prolongan cada vez más,
hasta el final de los tiempos...
hasta el final de los tiempos...
ƒîиwë
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