lunes, octubre 29, 2007

Dichosa mi dulce agonía y mi triste querer.

Dichosa es la luna, eterna y madura que siembra el suspiro
de cada despido que viene y que va
Dichosos tus labios, que calman y encienden
con cada romper el oleaje en aquel turbio agosto
Dichoso es el viento que sopla a lo lejos
llevando mi aliento a tu lecho
Dichosa tu piel cuando roza el zacate
en los bosques de aquel monte oculto
Dichosa es la vida pues me ha permitido
encontrarte y quererte y amarte una vez
Dichosos tus ojos leyendo estos versos
nacidos en sueños de noches sin fin
Dichosas las horas que albergan la duda
entre adversa agonía o poder olvidar
Dichoso es tu rostro que emana sonrisas
tan tiernas y dulces que me hacen vibrar
Dichosas las luces que alumbran recuerdos
en calles oscuras plagadas de ayer
Dichosos los días que encuentro tu nombre
grabado en las nubes al atardecer
Dichosos los cambios que alteran mi ritmo
después de pensar en tenerte otra vez

Aún más dichoso el día en que encontrara
el reposo a mi triste nostalgia que aferra mi ser
La Dicha sería que toda alegría que sentía junto a ti,
regresara otra vez…

Fînwë