lunes, febrero 20, 2006

Cañonismo extremo en Huaxtla

Retomo el camino ansiosamente,
dando pasos firmes y largos,
sin prestar atención a advertencia alguna,
bajo la colina hasta llegar al río,
donde existe calma y nada de ruido
excepto el agua corriendo.

Un poco nervioso me detengo en la orilla,
observo la gran caída,
rocosa y de agua profunda y verdosa,
más de ocho veces mi altura me esperan en la pendiente.
Indeciso, me asomo una vez más,
y contemplo de nuevo todo a mi alrededor,
retrocedo unos pasos, cuento hasta tres y pego un gran salto...

Entonces todo se detiene ante mis ojos por un instante,
nada parece moverse ahora,
quietud y calma envuelven el aire
y mi mente no concibe nada,
excepto el gran vértigo que me absorbe totalmente
y una tremenda exitación que me llena por completo.
Intento gritar pero no lo logro,
una emoción más fuerte me hace callar involuntariamente.

El lugar se llena sensaciones enormes,
hermosas e infinitas pero que causan pavor a la vez;
siento cómo cada parte de mi cuerpo
se va empapando con el manto azul-verdoso,
aguanto la respiración mientras alcanzo la superficie,
por fin logro exhalar el aire fresco
y mi boca despide gritos y risas sin parar,
me siento extasiado y comienzo a nadar hasta la orilla,
solamente para poder vivir de nuevo aquella sensación...
ƒînwë

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