martes, febrero 14, 2006

El pirata derrumbado...

Así, sólo, y una vez más, me encuentro
a bordo del navío de mi conciencia,
del cual nunca fui al frente,
ni he de timonearlo jamás,
pues sólo fui un esclavo del mismo,
después de haberme sido impunemente
arrebatado de las manos...

Atropellado por la amarga soledad,
observo como desaparece el horizonte
y me sumerjo en el infinito rincón
de un manto infernal de recuerdos,
y sueños prohibidos y pasiones negadas...

Me encuentro al punto de la deriva,
caminando hacia la punta de la tabla,
esperando la última orden del Capitán repulsivo,
antes de ser arrojado a un mar de lágrimas;
lágrimas de la gente triste y olvidada,
donde he de naufragar para siempre,
buscando un nuevo anhelo
que me de un poco de aliento
para continuar con el viaje,
o morir para dejar de sufrir
ante el decrépito mar de llanto...

Me hallo confundido, somnoliento y desquebrajado
por el frágil aliento de la noche occisa;
sin más esperanza que la brisa nueva,
acompañada del tenue resplandor de la luna creciente...
ƒîиwë

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