lunes, diciembre 17, 2007

Memorias de medianoche

Escuché el viento romper suavemente en mi ventana, cuando el atardecer sugería la llegada de una noche abrupta y vacía, occisa, triste. El resplandor de los últimos rayos de luz brindaba un curioso matiz dorado a los árboles, que intimaban con las rocas pintadas color oro por el sol.
Comenzaba a hacer un poco de frío cuando una buena canción regresó a mi mente, hablaba de aquellas tardes tristes en que ese bello amor se fue, hablaba de la sombra pálida de su rostro anestesiado por la incauta tristeza, de esos besos derrochados que aparecen lejanos a mi tacto.
Y así pasaban los días, yo sentado junto a mi ventana esperando todas aquellas cosas que nunca volverán, y aún así observaba a la luna en su frágil reposo, buscando algún efímero consuelo. Y así murieron los días en que yo te veía, tú sonreías y nada más importaba, que aquel plácido momento…
fînwë

1 comentario:

Anónimo dijo...
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